Aquella cabina de madera llena de ampollas de vidrio, como un cruce entre laboratorio químico y diligencia, era el prototipo A de la máquina del tiempo del Profesor Alcmene. Teóricamente resuelta, estaba ahora en las primeras fases de su uso práctico; Alcmene temía aún usarla como pasajero.
Pero estaba el problema del calibrado, y no se le ocurría otra forma de hacerlo que subir a ella y hacer breves viajes al pasado y al futuro, alternativamente, mientras ajustaba los tubos de Puluj. ¿Se atrevería a correr el riesgo?
Decidió hacer un poco de trabajo a motor parado y dejar la decisión para mañana. Cuando abrió la puerta de la cabina, se encontró a sí mismo, muy atareado calibrando.
Perdón, ¿le va a llevar mucho tiempo? - se dijo a sí mismo.
¿De mi tiempo o del suyo? - le contestó su otro yo.
Los dos rieron, un poco por los nervios.
© Ignacio Egea Rodríguez 2.004
Etiquetas: Canciones de viaje
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