Hay otros mundos pero están en éste.
Paul Eluard.
En el día de hoy, una de las iglesias de Tlön sostiene platónicamente que tal dolor, que tal matiz verdoso del amarillo, que tal temperatura, que tal sonido, son la única realidad. Todos los hombres, en el vertiginoso instante del coito, son el mismo hombre. Todos los hombres que repiten una línea de Shakespeare, son William Shakespeare.
Jorge Luis Borges.
Es gracioso que la iluminación me llegara la misma mañana en la que Elisha me llamó exultante. El experimento había funcionado, y se iba a pasar por mi casa de camino a la oficina de patentes para enseñarme el prototipo. Un dispositivo sencillísimo que cambiaría el mundo como nada antes de la máquina de vapor, o tal vez la imprenta, y que sin duda, decía él, nos reportaría una fortuna mucho mayor a nosotros que a los inventores de aquellos ingenios.
-Mira, aquí está el emisor y aquí el receptor. Como es lógico, no se puede medir la diferencia entre ellos y un sistema de ondas de radio ordinario sin instrumentos muy delicados, pero te aseguro que lo he verificado en el laboratorio hasta la extenuación, lo mejor que se puede comprobar sin gastarte una pequeña fortuna en colocar uno de ellos en el espacio profundo. Hasta facturé uno de ellos en avión a las antípodas, y no hay duda: hasta el límite de error que pueden abarcar los instrumentos, el lapso de tiempo entre que el mensaje se emite y éste llega al receptor es exactamente cero. Cero, coma cero, cero, cero, todos los ceros que quieras. Y nuestras cuentas bancarias tendrán casi tantos ceros como esos, porque te voy a adjudicar un porcentaje del negocio. Hay suficiente para los dos.
-Eres muy amable, Elisha. Gracias, de verdad. Es emocionante. Comunicaciones más rápidas que la luz. Una revolución en la Física, desde luego. Por cierto, que luego te cuento las conclusiones teóricas definitivas a las que he llegado: abren la puerta a campos teóricos inimaginables, a dar trabajo a la comunidad científica en pleno durante el próximo siglo. Y desde luego, nos vamos a hacer famosos mundialmente: yo, como el creador de la teoría, y tú como su primer comprobador experimental. Porque eso han hecho estos aparatos, comprobar plenamente la teoría. Pero no veo muy claro que nos vayamos a hacer ricos, Elisha, no te hagas ilusiones. ¿Para qué pueden servir las comunicaciones más rápidas que la luz, al menos a medio plazo? Cuando haya un tipo en Marte, sin duda le será muy cómodo no tener que esperar veinte minutos para poder hablar con la Tierra, y ya está.
-Exacto, tú lo has dicho. Comunicaciones con el espacio en tiempo real. Podremos reconocer todo el sistema solar con instrumentos que no necesitarán ser mucho más complicados ni mucho más inteligentes que un avión de radiocontrol. Ni más caros de fabricar, ni más pesados. Lanzar miles de millones de micro-robots controlados desde tierra, de cuatro perras y unos gramos de peso, para tareas científicas y comerciales, para explotación minera, para la construcción de infraestructuras espaciales como estaciones orbitales y bases lunares, todo sin gastar ni un chavo en elevar toneladas de material desde la Tierra a la órbita: todas esas cosas con las que llevamos soñando décadas y que hasta ahora eran antieconómicas. Y estos robots serán tan inteligentes como se quiera, al contrario de lo que hasta ahora esperábamos de la nanotecnología.
"¿Tú sabes lo que encarece la exploración espacial la necesidad de proteger la vida de los astronautas hasta más allá de cualquier riesgo previsible? Y aún así, muere gente, pero es la única forma de realizar determinadas actividades para las que los robots no son lo bastante fiables, ni lo bastante flexibles. Y tal vez no lo sean nunca, porque la Inteligencia Artificial parece haber llegado a un callejón sin salida, al menos hasta ahora, claro. Porque estoy seguro de que la disponibilidad ubicua de sensores remotos mejorará las posibilidades en ese aspecto. Y, además, ahora no habrá límites prácticos a la velocidad de proceso, gracias a un efecto colateral de estos sistemas en el que no habías caído...
-Sí, no me lo digas: que las emisiones no ocupan ancho de banda, ni disipan energía.
-¡Vaya! Pues sí lo sabías. Pues sí, al menos no disipan una cantidad apreciable. Pero no sé por qué, ha sido una observación accidental.
- En teoría, la pérdida de energía es también cero. No lo sabía la última vez que hablamos, pero como ya te he dicho, este misma mañana, justo antes de que me llamaras, todos los detalles encajaron en un sistema de ideas perfecto, sencillísimo, tan evidente para mí ahora que me pregunto cómo no he podido verlo antes, como esos experimentos en los que los trazos de un dibujo forman una cara y su percepción llega de una forma tan súbita que te sobresalta. He pulido los últimos detalles matemáticos en menos de una hora, y ahora todo está claro. Un efecto colateral de la naturaleza de los espacios implicados. Si quieres te lo explico de una forma resumida.
-Explícamelo de camino a la oficina de patentes, si quieres acompañarme. ¿Te das cuenta de que ese efecto colateral es aún más importante que lo de la transimisón instantánea? Mecachis, vivimos en una sociedad que se nutre tanto de información como de energía, y aquí hemos resuelto los problemas de colapso de tráfico tanto de una como de otra de un plumazo. Pronto la tecnología de superconductores en la que se han hecho tan masivas inversiones estará tan superada y se tendrá tanta necesidad de ella como del arte del tallado del sílex. Y no te digo de los avances en informática, con un número infinito de procesadores en red, etcétera. Y dado que ninguna barrera material puede interferir la señal, los satélites de comunicaciones dejarán de ser necesarios, lo mismo que las antenas de telefonía, etc. Y además, sin problemas de ancho de banda, asignación de frecuencias, etcétera.
"Y habrá mil otras cosas que ni se me ocurren. Preveo que el mundo va a cambiar más en los próximos veinte años que en los seis mil anteriores, y no estoy exagerando. He hecho un cálculo a grosso modo de en cuánto dinero se puede traducir esto, y es posible que nuestra patente nos reporte unos ingresos equivalentes al uno por ciento del P.I.B. mundial. Y Dios sabe cuál será el P.I.B. mundial en el nuevo mundo que estamos abriendo.
"¡Y tú sólo te preocupas del reconocimiento académico!. ¡Ja!. Quédatelo para ti solo, pero no te preocupes, que estoy dispuesto a ir a partes iguales contigo en todo lo demás. ¿Vienes conmigo o te quedas aquí?
Le hice esperar casi una hora, mientras ponía en limpio mi trabajo para enseñarlo a un par de colegas del Campus, al que quedó en llevarme después de haber cumplimentado la patente. Nos subimos en su coche, y mientras él conducía, yo me entretuve en inspeccionar sus planos y a jugar un poco con aquellos aparatos, una versión tosca de un teléfono móvil sin altavoces, sólo con la pantalla, en la que se mostraban los mensajes emitidos y recibidos.
-Es impresionate pensar que esas líneas de texto tan parecidas a un SMS han tardado en recorrer estos treinta centímetors que distan de un aparato a otro, no unos microsegundos, sino absolutamente nada ¿Verdad?- le dije, con un aparato en cada mano. El tráfico era denso a aquella hora, y había tiempo conversar entre retención y retención.
-Sí, desde luego. Y que en esos treinta cetímetros la pérdida de energía sea nula, en vez de despreciable, y que eso suponga tantísimo dinero. Pero todavía no me has explicado los últimos detalles teóricos. Yo he estado trabajando todo el tiempo sobre tu primera hipótesis, ya sabes, que la señal viajaba por uno, o por más, universos paralelos, durante todo el tiempo necesario para alcanzar el receptor, antes de reaparacer, como si dijéramos, en nuestro universo, en el orificio de salida diseñado para ello. El trayecto sería aparentemente instantáneo debido a que en algunos de esos universos la velocidad de la luz sería infinita, o tal vez el tiempo transcurriría a un ritmo, o en una dirección, completamente distintos a los de nuestro Universo. La última vez no tenías muy clara la respuesta, pero desde luego, ninguna de ellas explica el problema del gasto nulo de energía.
-Exacto. La solución era mucho más simple. No hay un número arbitrariamente grande de universos, sólo uno, al que he decidido llamar el Universo Fantasma. Lo llamo así porque, al contrario de lo que pensaba de los "Universos paralelos", no es un Universo con una existencia real, con su propia fenomenología interna. Es sólo un artificio de trabajo que permite normalizar totalmente las ecuaciones. Este Universo tiene una existencia virtual, pero una completa coherencia casuística.
"Con esto quiero decir que no existe, aunque puede influir en el nuestro en momentos muy determinados, y sólo a efectos prácticos, pero aunque no exista, no por eso puede adoptar cualquier configuración arbitraria. No. El Universo Fantasma es, tiene que ser, forzosamente, exactamente igual al nuestro.
"Olvídate de ese juego de Multiuniversos cuánticos, en el que hay una miríada de Universos coexistentes que sólo se diferencian del nuestro en el distinto desenlace de una incertidumbre, y en uno tú llevas un jersey de otro color, y en otro yo conduzco el cohce, y tal y tal. Los dos universos son exactamente iguales, hasta el último detalle, sin que ninguno de ellos pueda modificar al otro sin modificarse a sí mismo en la misma medida.
-Bueno, y entonces, ¿por qué no simplificas y dices que hay un único Universo?
-Porque sí hay una divergencia entre los respectivos marcos de referencia espacial. Simplificando, aunque el Universo Fantasma está aquí, junto al nuestro, y en él hay un Elisha exactamente igual que tú, y un receptor exactamente igual que éste, etcétera, es teóricamente imposible saber dónde están el Elisha fantasma, el receptor fantasma, el coche fanstasma, en un momento dado. A efectos prácticos, están en todas partes, así que, aunque entre ellos conserven su marco de referencia espacial, y Elisha esté dentro del coche, y los aparatos también, etcétera, en lo que a nosotros respecta, su emisor fantasma podría comunicarse con un receptor situado en nuestro Universo, pero a mil millones de años luz de aquí, de forma instantánea, porque estarían situados en un mismo punto.
-Bueno, es maravilloso, pero me temo que con ese resumen no lo he comprendido del todo, porque sigo sin entender porque no lo reduces a un solo Universo, donde , digamos, todo puede suceder...
-Bueno, las ecuaciones permiten algo así, porque aunque tiene que haber un Universo Real y un Fantasma, la otra solución posible es que el Universo es su propio Fantasma. Pero esa solución me repugnaba estéticamente, por así decirlo. Por otra parte, tu ya la has refutado empíricamente, sin saberlo, porque tendría efectos más amplios de los que hemos observado y sobre los que tú has basado este invento. En tu sistema sólo se pueden recibir los mensajes enviados por un emisor previamente "sintonizado" por medio de unas reglas simples de conmutación de fase geométrica: no es una precaución contra las interfernecias, sino una limitación inherente a la teoría.
-Sí. Y lo que nos permitirá un ancho de banda infinito. Aunque eso nos dará ciertos problemas prácticos para su implantación masiva, no es tan grave, aparte de otras aplicaciones que le veo como protección del copyright, lucha contra la piratería, seguridad... ¿Y qué ocurriría si estuviéramos, por así decirlo, en el Universo fantasma?
-Bueno, si así fuera, todos los mensajes emitidos podrían ser recibidos por todos los receptores, en cualquier lugar y en cualquier momento. Las comunicaciones serían imposibles, todo ruido y punto.
-No creas, habría modos de soslayar eso. Encriptación de fase, emitir los bits en pulsos irregulares predeterminados, y que el receptor estuviera sincronizado con ellos. Más simple y más barato, incluso. Acarrearía limitaciones a la larga, pero todo se solucionaría. Por cierto, que no se me ha ocurrido comprobar si funcionaría un aparato de esa manera, así que no puedes decir que sea una teoría refutada.
-Bueno, si quieres hazlo cuando vuelvas a casa, pero piensa que si eso fuera cierto, es muy probable que ocurrieran interferencias de otro tipo, que no se han observado. Llevamos muchas décadas desenmascarando telépatas, brujos, adivinos y cosas así para que creamos que eso es cierto, por ejemplo. Y en este caso, las, digamos, "interferencias de pensamiento" no serían una cosa que le pasa a un chalado de vez en cuando, sino algo relativamente común. Y habría todo tipo de pseudocoincidencias extrañas que estadísticamente podría acabar demostrándose que no eran mera casualidad. Y estarás de acuerdo conmigo que eso sí que no ocurre.
Cuando llegamos a la Oficina de Patentes otro tipo había patentado aquel mismo invento, en aquella misma oficina, veinte minutos antes. Fue duro para Elisha, que pleiteó durante muchos años, hasta arruinarse. No podía ganar en los tribunales, ni en la opinión pública, contra los recursos de un enemigo que era dueño del uno por ciento de P.I.B. mundial. Se amargó la vida, y acabamos perdiendo el contacto.
A mí no me fue tan mal. Se me concedió el crédito por la Teoría de la Desubicación, como ahora se la llama. Ya había publicado algunas aproximaciones preliminares, y aquel tipo no me discutió la preeminencia: se conformó con lo que tenía. Ahora soy, sin lugar a dudas, el físico y matemático más importante del siglo, puede que de la historia.
Y el más rico también. En uno de los muchos pleitos en los que Elisha se estrelló contra aquella pared inamovible, testifiqué en su contra. No me quedaba más remedio, pero estaba obligado a exponer lo que era una pura verdad: que desde un punto de vista teórico, si nuestro Universo es su propio Fantasma, en caso de interferencias mentales, es imposible demostrar cuál es el emisor y cuál es el receptor, y que para establecer una certeza sólo podía uno basarse en los referentes externos. Mi referente externo es que había publicado trabajos preliminares. El referente externo del hombre que se quedó la patente es que él la había presentado, y que en algunos aspectos, como el de la interferencia, era más adecuada a la teoría que la de Elisha. Elisha había trabajado en aquella idea sólo unos meses, y siguiendo mis indicaciones. El tribunal estableció que, en caso de interferencia mental, ésta sólo se habría dado entre el tipo de la patente y yo. Fuimos mitad y mitad, y Elisha quedó fuera.
Nunca me lo perdonó. Si yo no lo hubiera entretenido aquella mañana, habría llegado el primero a la Oficina. Si no le hubiera dado una idea equivocada de las interferencias, habría podido captar los mensajes de prueba que el otro mandaba al mismo tiempo, y hubiera estado sobre aviso. Mi testimonio en el juicio fue la última gota en nuestra relación, y temo que en su cordura.
Nadie sabe su paradero actual. De vez en cuando, me envía por correo unos paquetes bomba sumamente ingeniosos: es un genio en el terreno práctico, nadie se lo niega. pero en mi posición actual, tengo medios de sobra para protegerme, y últimamente ha renunciado a llegar hasta mí y se desahoga poniendo bombas en las sucursales de nuestras empresas.
Manda largos correos a los medios contando sus penas, pero ni en sus diatribas más delirantes contra mí sospecha la verdad: que aquella mañana yo lo entretuve a propósito, que aquel hombre me concedió la mitad del pastel porque actuó en todo momento siguiendo mis instrucciones y una confesión suya que yo guardaba a buen recaudo me cubría las espaldas; que desde que tuve lo que yo llamo "la iluminación" tuve por evidente que mi trabajo era demasiado importante para conformarme con un pequeño porcentaje.
Etiquetas: Canciones de viaje
Wow!!! toda esta historia es real? De no serlo es un muy buen escrito!!! Felicidades! :)